Buenas palabras, malas palabras

$28.599,00
Buenas palabras, malas palabras $28.599,00

Ana María Machado
Buenas palabras, malas palabras
Sudamericana

Páginas: 132
Altura: 23.0 cm.
Ancho: 16.0 cm.
Lomo: 2.0 cm.
Peso: 0.265 kgs.
ISBN: 9789500714785
Encuadernación: Rústica
Año de edición: 1998-06-01
Colección: La Llave

"Muy lejos de la presidencia del que se siente artista en su torre, Ana María Machado está en el mundo. Y se mantiene alerta, además, con los ojos bien abiertos. Consciente de su papel social, sabedora del lugar que pueden tener los cuentos para niños en un mundo de pobres y analfabetos, y sabedora también del efecto que puede tener la palabra de una intelectual latinoamericana en los foros propios de los países centrales. Sabedora y, en la mejor tradición de Lobato y de Martí, también responsable. Frente a la falsa democracia de la profusión libresca, se enoja y desenmascara: Lo que está en marcha es un proceso sumamente eficaz de exclusión de las grandes masas, de consolidación de una elite, un proceso de censura mucho más efusiva que todos los índices y hogueras de todas las inquisiciones y que todas las censuras de todas las dictaduras. Frente a los cultores de lo infantil como reino de entonación, sin tacha, asegura: Ningún texto es ideológicamente inocentes, y más aún -o aún más interesante- ´todo lo que tiene sentido incluye una ideología (me permitiría agregar: aun lo que no lo tiene). Y enseguida, por si los lectores pretenden colgarles el sayo a los escritores exclusivamente, nos recuerda que no solo los escritores tienen ideología sino también los lectores, y que con ella a cuestas se acercan al texto. Mejor saberlo."

Ana María Machado
Buenas palabras, malas palabras
Sudamericana

Páginas: 132
Altura: 23.0 cm.
Ancho: 16.0 cm.
Lomo: 2.0 cm.
Peso: 0.265 kgs.
ISBN: 9789500714785
Encuadernación: Rústica
Año de edición: 1998-06-01
Colección: La Llave

"Muy lejos de la presidencia del que se siente artista en su torre, Ana María Machado está en el mundo. Y se mantiene alerta, además, con los ojos bien abiertos. Consciente de su papel social, sabedora del lugar que pueden tener los cuentos para niños en un mundo de pobres y analfabetos, y sabedora también del efecto que puede tener la palabra de una intelectual latinoamericana en los foros propios de los países centrales. Sabedora y, en la mejor tradición de Lobato y de Martí, también responsable. Frente a la falsa democracia de la profusión libresca, se enoja y desenmascara: Lo que está en marcha es un proceso sumamente eficaz de exclusión de las grandes masas, de consolidación de una elite, un proceso de censura mucho más efusiva que todos los índices y hogueras de todas las inquisiciones y que todas las censuras de todas las dictaduras. Frente a los cultores de lo infantil como reino de entonación, sin tacha, asegura: Ningún texto es ideológicamente inocentes, y más aún -o aún más interesante- ´todo lo que tiene sentido incluye una ideología (me permitiría agregar: aun lo que no lo tiene). Y enseguida, por si los lectores pretenden colgarles el sayo a los escritores exclusivamente, nos recuerda que no solo los escritores tienen ideología sino también los lectores, y que con ella a cuestas se acercan al texto. Mejor saberlo."