Quién dijo que era fácil

$19.500,00
Quién dijo que era fácil $19.500,00

Audre Lorde, Bárbara Gudaitis, Gabriela Raya, María Eugenia Soler
Quién dijo que era fácil
Zindo & Gafuri

Páginas: 108
Altura: 21.0 cm.
Ancho: 14.0 cm.
Lomo: 1.5 cm.
Peso: 0.2 kgs.
ISBN: 9789873760945
Encuadernación: Rústica Con Solapas
Año de edición: 2019-02-01
Colección:

Para las mujeres, la poesía no es un lujo. Es una necesidad vital de nuestra existencia. Define la calidad de la luz bajo la que formulamos nuestras esperanzas y sueños de supervivencia y cambio, que se plasman primero en palabras, después en ideas y, por fin, en una acción más tangible. La poesía es el medio por el que nombramos lo que no tiene nombre para poder pensarlo. Los horizontes más amplios de nuestras esperanzas y miedos están empedrados en nuestros poemas, tallados en la roca de las experiencias cotidianas. Audre Lorde tuvo tres nombres: Audrey, Audre y Gamba Adisa. El primero lo recibió de sus padres, en 1934. El segundo se lo dio a sí misma en su infancia, por amor a la simetría y a la aliteración. El tercero se lo dio en el lecho de muerte, en 1992, y quiere decir la guerrera que se hace escuchar. Un nombre ganado justamente: tanto se hizo escuchar que contribuyó a gestar a una ola entera del feminismo, el feminismo interseccional, el que vivimos hoy. Antes de que existiera esa palabra, la voz de Lorde se alzaba para demostrar que racismo, homofobia y patriarcado van de la mano. Con sus ensayos, su poesía y su militancia docente, Lorde creó un lenguaje para expresar, compartir y agrupar las experiencias de miles de mujeres que no encontraban en el feminismo de su época ningún lenguaje que las representara, porque ese feminismo denunciaba el agobio de una vida de ama de casa a la que ellas jamás podrían acceder.

Audre Lorde, Bárbara Gudaitis, Gabriela Raya, María Eugenia Soler
Quién dijo que era fácil
Zindo & Gafuri

Páginas: 108
Altura: 21.0 cm.
Ancho: 14.0 cm.
Lomo: 1.5 cm.
Peso: 0.2 kgs.
ISBN: 9789873760945
Encuadernación: Rústica Con Solapas
Año de edición: 2019-02-01
Colección:

Para las mujeres, la poesía no es un lujo. Es una necesidad vital de nuestra existencia. Define la calidad de la luz bajo la que formulamos nuestras esperanzas y sueños de supervivencia y cambio, que se plasman primero en palabras, después en ideas y, por fin, en una acción más tangible. La poesía es el medio por el que nombramos lo que no tiene nombre para poder pensarlo. Los horizontes más amplios de nuestras esperanzas y miedos están empedrados en nuestros poemas, tallados en la roca de las experiencias cotidianas. Audre Lorde tuvo tres nombres: Audrey, Audre y Gamba Adisa. El primero lo recibió de sus padres, en 1934. El segundo se lo dio a sí misma en su infancia, por amor a la simetría y a la aliteración. El tercero se lo dio en el lecho de muerte, en 1992, y quiere decir la guerrera que se hace escuchar. Un nombre ganado justamente: tanto se hizo escuchar que contribuyó a gestar a una ola entera del feminismo, el feminismo interseccional, el que vivimos hoy. Antes de que existiera esa palabra, la voz de Lorde se alzaba para demostrar que racismo, homofobia y patriarcado van de la mano. Con sus ensayos, su poesía y su militancia docente, Lorde creó un lenguaje para expresar, compartir y agrupar las experiencias de miles de mujeres que no encontraban en el feminismo de su época ningún lenguaje que las representara, porque ese feminismo denunciaba el agobio de una vida de ama de casa a la que ellas jamás podrían acceder.